martes, 11 de agosto de 2009

VIDEO - DEBATE

"CHE GUEVARA, donde nunca jamás se lo imaginan"
una película de Manuel Pérez Paredes.




Panelistas: "Calica" Ferrer (Amigo y compañero del che en su segundo viaje)

Norberto "Champa" Galliotti (Multisectorial de Solidaridad con Cuba)


Presentación y Moderación: Iván Pérez (IMFC)


Miércoles 26, a las 20 Hs
Centro Cultural de la Cooperación (San Martín 1371)
Entrada libre y gratuita



Organiza y auspicia: 

Centro Cultural de la Cooperación

Multisectorial de Solidaridad con Cuba 


Invita: Movimiento Universitario de Izquierda

miércoles, 5 de agosto de 2009

Por un juicio oral y público que no sea una ficción

Opinión

Por José Shulman*


Luego de treinta y tres años de ocurridos los crímenes del Terrorismo de Estado, transcurridos siete años de instrucción judicial de la llamada causa Brusa y tras sortear toda clase de obstáculos y trampas, se ha fijado fecha para el comienzo del Juicio Oral y Público contra un grupo de represores (muchos menos de los que efectivamente participaron en los hechos perpetrados en la Cuarta, la Casita, la Guardia de Infantería Reforzada y otras dependencias policiales y militares de la zona) por las violaciones de los derechos humanos sufridos por un grupo de compañeros (sólo una pequeña parte de los cientos de víctimas, y ni un solo caso de desaparición forzada o asesinato.
Queremos destacar dos cosas: Una es que este es el primer juicio contra los perpretadores del Genocidio sufrido por el pueblo argentino todo en la ciudad de Santa Fe y la misma provincia, como tal lo valoramos y llamamos a rodearlo de calor popular y apoyo social pero que no es el juicio que nos merecemos y por el cual hemos reclamado por más de veinte cinco años: Juicio y Castigo para Todos los represores por Todos los compañeros.
Resulta simbólico que así como el primer juicio de destitución de un Juez Federal por parte del Consejo de la Magistratura (en marzo de 2000, y del cual también fuimos protagonistas como impulsores y testigos) fue contra Víctor Hermes Brusa, ahora también sea el ex Juez Federal de Santa Fe, uno de los represores que irá al banquillo de acusado. Brusa ha llegado a simbolizar más que nadie la complicidad del sistema judicial con el Terrorismo de Estado y por eso mismo todos deberían preocuparse de garantizar nuestro derecho al acceso a la Justicia, que no es sólo la obtención de una sentencia ejemplar. Desde 1983 hasta aquí, por efecto de la lucha popular y de los organismos de derechos humanos de toda Nuestra América, se ha ido construyendo un sistema interamericano de derechos humanos que establecen principios y conceptos sobre la necesidad de respetar y preservar los testigos, sobre el carácter público de los juicios como elemento central del resarcimiento social que el Estado está comprometido con las víctimas, sus familiares y el pueblo todo. Se trata de comprender el sentido del compromiso estatal de que los Juicios sean públicos en el doble sentido de los "testigos víctimas" a ser escuchados socialmente, como el derecho a difundir nuestra versión de lo que nos pasó a nosotros y la Argentina y el derecho del pueblo santafecino a enterarse quien era el Intendente del PJ de Rincón o quién propició la candidatura del torturador a Juez. Tales parámetros no se compadecen con las disposiciones del Tribunal Oral Federal que pretende juzgar los represores en una pequeña sala donde entran menos de treinta personas, o instalando una pantalla de video en el mismo edificio donde Brusa oficiaba de Juez Federal. Como si en los juicios de Buenos Aires se pusiera una pantalla en el Comando en Jefe del Ejército para que los familiares de las víctimas fueran a mirar los debates televisados en circuito cerrado.
Todavía estamos a tiempo de garantizar un juicio oral y público que no sea una ficción de lo prometido constitucionalmente, para lo cual la Corte Suprema, el Consejo de la Magistratura, la Comisión Interpoderes formada a principios de año a instancias de la misma Corte Suprema, deben proveer los medios y ordenar las medidas que permitan un proceso judicial verdaderamente resarcitorio del horror sufrido por los compañeros que ya no están y por los sobrevivientes.
Por muchos años hemos sostenido un reclamo que hoy nos vemos obligados a decir más fuerte: ¡Basta de impunidad para los represores!
* Ex detenido político, querellante en las causas por Terrorismo de Estado en Santa Fe.



Movimiento Universitario de Izquierda

Se vienen

Opinión

Por Eduardo Aliverti


La única diferencia con otrora es que no cuentan con el partido militar, que siempre les resolvió sus negocios a costa de golpes y terrorismo de Estado. Por el momento, tampoco cuentan con algún fantoche capaz de asegurarles conducción política firme. Pero están en eso. Los impulsan las virtudes populistas del kirchnerismo. Y los ayudan los errores y horrores del comando presidencial.
Para empezar por lo segundo: una cosa es que haya fallas de interpretación política, que las puede tener cualquiera, y otra, que en lugar de simples o hasta severas deficiencias de ese tipo ocurra, directamente, una enajenación de la realidad. Esto es lo que sucede, por ejemplo, cuando Cristina habla de un país donde el kilo de pan no llega a los 4 pesos. O cuando cita al salario mínimo como el más alto de la historia a valores comparativos, con un contexto de 40 por ciento de trabajadores en negro a los que el discurso oficialista no registra nunca. O cuando su esposo se pretende víctima de la “vieja política”, en alusión al aparato del peronismo bonaerense que él eligió como aliado, sin ejercitar una mínima autocrítica. Cabe preguntarse si no hay nadie en el entorno kirchnerista que prevenga sobre estos papelones insondables; o si esa gente existe, pero lo único válido es el humor con que la pareja se despierta en Olivos. La tentación es adjudicar estos derrapes a problemas comunicacionales, que vaya si los hay, y muy ostensibles. Pero si se afina la lectura, habrá de concluirse en la obviedad de que la comunicación es efecto antes que causa. Los Kirchner, hoy, comunican no lo mejor sino lo peor de lo que son. Aquello que sirvió en la primera etapa de su gestión, para marcar la cancha desde una autoridad ejecutiva muy fuerte y necesarísima, siendo que partieron de poco más del 20 por ciento de votos en una Argentina desolada y desconfiada, se convirtió en el anverso. No, desde ya, porque se trate de presentar una imagen diluida. Todo lo contrario: la debilidad con que emergieron del 28 de junio impone actuar con un perfil audaz de relanzamiento del mando. Y menos que menos es cuestión de ceder a las extorsiones corporativas, porque eso sería sencillamente su fin ya mismo. No pasa por echar a Moreno, ni por ese Consejo de la Magistratura que no le importa a nadie, ni por caer vencidos ante presiones gauchócratas que redundarían en un desfinanciamiento gravísimo de las arcas públicas. Nada de lo que hagan en ese sentido alcanzará. Nada. Acaban de sufrir los primeros botones de muestra. Presentaron el proyecto para limitar los superpoderes del Ejecutivo, que fue casi la nave insignia de la perorata opositora, y ahora les dicen que el problema no es ése sino los decretos de necesidad y urgencia. Aumentaron el subsidio para los tamberos y les avisan que no es suficiente. Porque no quieren leche, quieren soja. Quieren todo el país tapizado de soja y los tambos son un obstáculo. De manera que no, no pasa por ahí. Pasa porque en lugar de fugar hacia adelante lo hacen para atrás. Se encierran en sí mismos. No convocan a los aliados naturales y potenciales, más que para diluirlos junto con la derecha en un escenario de “diálogo” protocolar que sólo se impuso para ganar tiempo. No concretan ni muchas ni algunas de las iniciativas reactivadoras que anunciaron, como el despegue de créditos para la vivienda o el fomento a las pymes. Sólo se sostienen, en términos de política salarial y paz social consecuente, con la efectivización (dato nada menor, claro) de las paritarias. Hay la sensación de que quieren mucho más subsistir que revivir, bien que no a como sea sino conservando rasgos de verba y accionar progresistas que, sin embargo, corren riesgo de dilución.
Buen momento para que sobrevengan unas preguntas retóricas. ¿Es por algo de todo esto y de sus adyacencias que se putea a los Kirchner? ¿Son la arrogancia de Cristina y las desmesuras estilísticas de su marido lo que irrita a campestres, medios, obispos y tilingos de la City, de barrio o de apellido compuesto? ¿Es Morenolandia lo que desata la furia de formadores de precios que los forman como más les place en la inflación real? ¿Así que ahora la derecha se preocupa por la independencia de los jueces? ¿Se estrechan los contactos entre Cobos y De Narváez porque los inquieta la salud republicana? El geométrico crecimiento de la fortuna del matrimonio, el avión y el barco usados por el ex secretario de Transporte, las andanzas con los empresarios amigos de juego y constructoras, ¿son lo que enardece a los opositores de negocios con el Estado, de prensa a su servicio, de traición a la fuerza que los incluyó en una fórmula presidencial? Qué extraordinario. Es tan notable, que hasta algunos de los propios partisanos agromediáticos tuvieron que ponerle paño tibio a lo sucedido la semana pasada en la “asamblea” de productores de la Rural, a pura ropa típica de tonos cuidadosamente opacos mientras sus mujeres recorrían el predio con sus botas tejanas de carpincho y sus sacones de zorro colorado canadiense. Igual que la puta montonera que nos gobierna con su glaciar y sus collares, dirán el cogotudaje y su coro de comadres y compadres de batón mental, pierden de vista que llorar la Biblia con el calefón no se trasunta de la misma manera. Gritaron, allí, en la Rural, en la sede del golpismo, que el campo no da más, que no hay que transar nada, que Martínez de Hoz se merece un monumento y que el agro tiene que conducir la “transición” hasta 2011. Fue tan un show de la patota sojera que, después, el tránsfuga de Buzzi y algún otro intentaron bajar un cambio, porque se percataron la imposibilidad de no coincidir con la descripción de lo ocurrido como el comunicado número uno de la Junta Militar.
Un Gobierno de palabras más encendidas que eficaces, pero con ciertos apliques ejecutivos de centroizquierda, ha desatado esta furia. Sólo con eso. Es el conjunto lo que no aguantan. Dentro de él hay ingredientes a los que ya están resignados, aunque nunca del todo. Las retenciones, el acomodo del dólar a valor de sus fauces, el retiro del Estado hacia un rincón de bobo contemplativo como no sea para proteger su seguridad a tiro limpio, son las aristas principales de una rabia de clase que tampoco digiere a los milicos en cana; los enfrentamientos con la Iglesia; el ¿todavía? intento de regular a los tiburones mediáticos; una política exterior alejada de la órbita del Imperio. Y jamás perdonarán la reestatización del sistema jubilatorio. Jamás.
Más vale que los K empiecen a articular un arco de alianzas amplio. Debería incluir con inteligencia a porciones del radicalismo que, por lo bajo y (más por lo bajo aún), conscientes de su histórica incapacidad para gobernar, andan asustados con lo que se viene si esta derecha, hoy sin más timón que la facción agraria y las corporaciones de prensa, encuentra un horizonte de liderazgo.