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Las agrupaciones Santiago Pampillón, Gallo Rojo y Agustín Tosco (UTN) son una construcción estudiantil donde confluimos compañeros y compañeras que comparten el compromiso, los sueños y la certeza de que el socialismo es posible y necesario en Argentina. Expresa en si mismo un proyecto de construcción unitaria, y se plantea a su vez la unidad de todos los revolucionarios como uno de los requisitos indispensables para pensar en las grandes transformaciones que necesita nuestro pueblo.
Creemos en la necesidad de un movimiento universitario que sea capaz aportar a la construcción de una universidad popular, a la que tengan acceso las grandes mayorías, donde se produzca conocimiento crítico y comprometido con los problemas reales que sufre nuestro pueblo y con un proceso de transformación social. Una universidad transformada y transformadora.
A nivel nacional nuestra agrupación es parte del Movimiento Universitario de Izquierda donde multiplicamos nuestros esfuerzos en distintas universidades del país, manteniendo en todas el fortalecimiento de la educación pública como bandera de lucha. Apuntando a la construcción de un nuevo proyecto de Universidad democrática, laica, crítica y transformadora, al servicio de su pueblo.
Convencidos de que la lucha es una sola, así como es uno el movimiento estudiantil que debe retomar sus banderas y su rol histórico en la construcción de una nueva sociedad: socialista.
Cada vez que surge un conflicto los estudiantes nos remitimos al ejemplo de los estudiantes que en 1918 llevaron adelante le Reforma en
En 1918 los estudiantes hacen frente a las políticas negligentes de la universidad y las camarillas que la gobernaban, con el fin de reformar su sistema político y pedagógico. Es decir, la formación de una estructura de gobierno dentro de la universidad que permita la participación de todos los actores que componen la institución, pero sobre todo dar mayor lugar a la expresión del movimiento estudiantil. Además de cambiar las prácticas pedagógicas que regían en la universidad y que provenían del dogma eclesiástico.
En el siglo XXI, la situación de la universidad es crítica, pero hoy somos partícipes de un contexto particular al cual debemos enfrentar y transformarlo. En 1918 si bien la situación era muy critica, el contexto era otro, la universidad era otra.
En 1916 en
Otro elemento importante para ver el contexto es la primera guerra mundial. Tras el choque de las fuerzas imperialistas la nación se repliega sobre si misma y se plantea generar un proyecto de país que represente a la mayoría y que se apoye en la constitución de una nueva organización nacional.
Un tercer factor importante fue el impacto de
En nuestro país las universidades eran órganos de las oligarquías económicas e intelectuales. Era una necesidad democratizar la universidad, cambiar sus normas culturales, sus métodos de enseñanza, sus prácticas pedagógicas, las cuales respondían a los dogmas eclesiásticos insertos en su seno. El alumno (sin luz) estaba relegado, jugaba un papel meramente pasivo que solo justificaba la presencia de aquellos profesores y directivos que dominaban la institución universitaria.
En el manifiesto liminar de
Compromiso que excede los límites de la propia Nación y se orienta a todo AMÉRICA LATINA. A esto se lo puede ver en el manifiesto liminar; “Hombres de una república libre…” “estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana”. Entendemos que a partir del compromiso social y por la trascendencia en distintos países de América y más tarde del mundo,
En 1919 se realiza
Todo este desarrollo genera en las conciencias de los estudiantes de Latinoamérica un sentimiento de fraternidad, de solidaridad entre los mismos. Además es importante destacar el apoyo a la clase obrera, la unidad obrero-estudiantil en contra de la explotación y en la lucha por la emancipación de los pueblos de América contra el imperialismo.
Estos sentimientos de mutua solidaridad se demostraron también a lo largo de los años ’30, cuando las dictaduras que azotaron al continente para apagar las voces de aquellos que luchaban por un verdadero cambio social en nuestra América.
Creemos que un dato fundamental para entender el carácter revolucionario de
Fue en abril de 1918 cuando en la ciudad de Córdoba se realiza el Primer Congreso de Estudiantes de
Aquí vemos como esa democratización se desarrolla en todos sus niveles y aspectos. Democratización del pensamiento y la acción que, según Gabriel Del Mazo conlleva y requiere la democratización en todas las relaciones sociales para la verdadera democracia de un país. Es decir que la verdadera autonomía universitaria necesita de la verdadera democracia política de
Por una nueva reforma
Para lograr transformar la niversidad debemos sostener una amplia y activa participación y movilización de la comunidad universitaria en su conjunto. Es importante establecer un marco de unidad en la diversidad de los claustros y de las diferentes fuerzas del campo popular en la universidad que nos permita recuperar un espacio de disputa de proyectos en los espacios institucionales que vehiculizan nuestra universidad. Esto es revalorizar sus instrumentos, no desprestigiarlos, actuar sobre los mismos, disputarlos, ganarlos en pos del verdadero cambio.
Para ello es necesario un movimiento estudiantil que construya poder en la universidad de manera integral, ampliando la participación de todos sus actores. Buscamos generar herramientas gremiales con un verdadero anclaje político e institucional dentro de la universidad sin consignas vacías de contenido, y con la construcción de ejes académicos que nos permitan cuestionar nuestra realidad en todo sentido y luego disputar los espacios de poder que hace tiempo hemos perdido. Entendemos que como actores de nuestra universidad y como futuros intelectuales y profesionales, además de invocar el espíritu revolucionario de la reforma del ’18, necesitamos encarar el debate al calor de la sanción de una Nueva Ley de Educación con la vinculación de toda la comunidad universitaria; debemos disputar la producción y la apropiación del conocimiento; el ingreso, la permanencia en la universidad y la vinculación de los graduados con la institución; debemos formarnos como profesionales críticos, orientando la crítica a la unidad, a la construcción, no a la destrucción. Es necesario pensar el contexto sin olvidar lo que ya paso y en que nos equivocamos. En el ’18 hubo represión, hubo golpes, hubo palos, pero antes una universidad con un sistema injusto, autoritario, demagógico, represivo y expulsivo. Y aún hoy “…los dolores que quedan son las libertades que faltan”.
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